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No destruyó los santuarios sagrados sobre las colinas del campo. La gente siguió sacrificando animales y quemando incienso en aquellos lugares de adoración.

Cuando Amasías afirmó el control de su reino, mató a los oficiales que mataron a su papá. Pero no destruyó a los hijos de los que asesinaron a su papá, siguiendo así la enseñanza del libro de la ley de Moisés. El SEÑOR dio el mandato en la ley de Moisés: «Los padres no deben ser ejecutados por algo que hicieron sus hijos, y los hijos no deben ser ejecutados por algo que hicieron sus padres. Cada uno debe ser ejecutado sólo por su propio pecado».[a]

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Footnotes

  1. 14:6 Ver Dt 24:16.